Por Jack Fleming.. Cantares 2 versos 10 al 14 y 16 al 17: «Mi amado habló y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto… Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios. Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo sobre los montes de Beter«.
El gozo junto al Señor Por Jack Fleming. Judas verso 3: «Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos«.
Contended ardientemente por la fe Por Jack Fleming. Jueces Capítulo 6: «Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de El Señor, y El Señor los entregó en mano de Madián, y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes. Cuando los hijos de Israel clamaron al Señor, a causa de los madianitas, El Señor envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho El Señor Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre, os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, y os dije: Yo soy El Señor vuestro Dios, no temáis a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el Ángel de El Señor y le dijo a Gedeón: El Señor está contigo.
Vasos para la gloria del Señor Jack Fleming. La gran mayoría de las personas asegura casi sin pensar: “Creo en Dios”. Por esta razón las estadísticas entregan una cifra exageradamente alta para referirse a los “creyentes”. Inclusive en el mundo religioso, ese número se reduciría considerablemente si se entendiera exactamente lo que significa: Creer en Dios.
Creo en Dios